28/11/10

No era la primera vez

No era la primera vez que encendía un cigarrillo. Estaba en cuarto de secundaria y ya habíamos empezado a fumar a la salida del colegio por el parque central. Los viernes íbamos a una cafetería luego de cambiarnos y pedíamos un café americano. Nos gustaba hablar de las chicas de la siguiente promoción y las fiestas a las que podíamos entrar sin haber sido invitados.

Nadie sabía aun que quería estudiar y así estaba bien. No era el momento. Pensábamos que lo mejor que teníamos que hacer era terminar el año para así poder estar en quinto año y usar una casaca de promoción que nos hiciera sentir más que el resto de alumnos del colegio.

Los sábados nos reuníamos en la casa de alguien del grupo y solíamos turnarnos para no molestar a nuestras madres. Cuando venían a mi casa compraba dos gaseosas grandes y helado. Mamá siempre me sorprendía con los bocaditos que hacía.

Un sábado de noviembre les dije que no podría reunirme con ellos. Alejandro pregunto si iba a salir con una chica y le estaba ocultando la información al grupo. Dije que no, que simplemente quería ir a la actuación de una amiga que vivía cerca a mi casa. Eso no era precisamente salir con una chica.

Tome desayuno algo temprano para ir comprar un diario en el quiosco de la esquina. Quería estar al tanto de las noticias de la semana por si tenía que hablar con alguien y no se me ocurrían buenas ideas. Estar pendiente de las noticias siempre me ayudaba.

Use un poco de la colonia de papá después de cambiarme. Me puse una camisa que me regalaron por mi cumpleaños y unos jeans raidos que me gustaban mucho pero que mamá solía esconder en las reuniones familiares. Use la crema de peinado de mi hermana mayor y me puse el reloj que mi abuelo me dio. Casi nunca lo usaba, no tenia costumbre de usar reloj pero se veía muy bien.

Cuando llegue al colegio que queda por los pantanos de la ciudad note que habían cambiado de vigilante. No era el que yo conocía. Compre unas mentas y un par de cigarrillos con algo de temor al heladero que estaba en la puerta. El no tuvo mayor problema en venderme ni los cigarrillos ni las mentas.

Luego entre y la actuación ya había empezado. Andrea se veía muy bonito en el sastre que su mamá le había prestado. Le quedaba un poco ajustado por que su mama era bastante pequeña pero muy simpática para la edad que tenia. Ella no actuaba, era la que ayudaba a los padres a ubicar una silla. Nunca me dijo que iba a actuar así que no me sorprendió verla ayudando a los padres que llegaban tarde a ver a sus hijos.

La salude y me dijo que me veía muy bien. Ella no sabía todo el esmero que había puesto en alistarme. Me presento a sus amigas y a unos cuantos chicos. Trate de hablarles pero estaban muy ocupados hablando entre ellos. Andrea seguía ocupada por que algunos padres no podían controlarle y se acercaban al pequeño estrado a tomarle fotos a sus hijos.

Camine un poco por las instalaciones del colegio. El mío me gustaba mas. Me senté en un columpio y encendí uno de los cigarrillos que había comprado. Una chica menor que yo me dijo que fumar era malo pero su mamá no paraba de hacerlo hasta que la casa pareciera una chimenea. Le pregunte su nombre y le di el mío. Ella aun estaba en primaria. Las manos me empezaron a temblar. Tenía algo distinto en el rostro que me llamaba mucho la atención.

Me levante del columpio y la seguí hasta su salón para ver la decoración que habían puesto por el aniversario del colegio. Había fotos de los alumnos. Andrea no estaba en ninguna foto. Cuando se lo mencione me dijo que era por que estas fotos eran de los alumnos de primaria. Ella estaba en sexto de primaria.

Me sentí bastante tonto por no haber podido hablar con alguien de mi edad. Andrea me busco y fuimos por una gaseosa.

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