30/11/10

Insomnio

Ayer olvide a propósito tomar las pastillas que me ayudan a dormir. Obviamente no pude dormir y estuve despierto casi toda la noche. No recuerdo haber soñado. Para eso se necesita estar dormido y yo estuve despierto. Los perros de la calle no dejaban de ladrar, las palomas también hacían ruido cerca a mi ventana y empecé a escuchar el tráfico a partir de las dos de la mañana hasta las seis. Lo sé por que tengo un reloj junto a la cama que también funciona como despertador. A esa hora decidí despertarme y al menos estar limpio así que me bañe.

Baje a tomar jugo de naranja. Le dije a mi tía que no había tomado mis pastillas y que estaba con algo de ansiedad. Me quiso dar las pastillas para dormir después del desayuno pero tenía que ir a clases. Salí de casa y pase por el mismo café de siempre. No fue necesario que me dieran la carta todas las chicas que trabajan ahí saben que es lo que pido siempre. Era algo temprano de todos modos pero me atendieron bien. Una señora mayor que yo pidió un café para llevar me miro y me invitó una galleta.

Me hubiera gustado hablarle pero ella ya se iba a trabajar y a mí se me hacia tarde para llegar a clases. Seguía estando algo distraído. Un auto casi me atropella. Me asuste pero no me importó.

Llegue a clases, habían faltado unos cuantos compañeros. El horario era bastante jodido. No era nada grato tener que llegar todos los días a las siete de la mañana. No soporte más de una hora. Me excuse diciendo que quería ir al baño pero estaba mintiendo. No tenía ganas de mear ni de ir al baño. Solo quería salir de ahí y llegar a casa para dormir. Cogí mis cosas y me fui.

Fue curioso pero en el bus de regreso estaba solo. Nadie más subió. Llegue a casa bastante rápido. Algo se estaba quemando y no era mi cerebro. Tampoco me importo. Es más me sentí bastante afortunado de no haber tenido que soportar a alguien más en el camino. Usualmente demoro veinte minutos en el bus pero esta vez lo hice en la mitad del tiempo. Vivo relativamente cerca a todo lo que necesito.

Mis libros y apuntes huelen a nicotina a pesar que deje de fumar hace un par de meses. Mi almohada tiene manchas de vino tinto que nunca saldrán por más que mande la funda a la lavandería. Antes solía beber para escribir, ahora escribo para poder beber. Claro si no escribiera no me llegaría el cheque de la revista en la que trabajo y así no podría ni beber café ni alcohol. Intente dejar de beber pero no pude, siempre había una buena excusa para hacerlo cada fin de semana. Mi psiquiatra no compartía la misma idea.

Habían quedado algunas tostadas del desayuno en la mesa de la cocina. También habían llegado algunos recibos por pagar. Mamá llamo desde España para contarme como iba su curso de derecho penal. De adolescente quise ser abogado pero después se me fueron las ganas.

Los abogados no pueden tener el cabello largo ni vestir como quieren. De hecho no hacen lo quieren, hacen lo que pueden. Yo siempre quise hacer lo que me viniera en gana. Casi siempre pensé en ser feliz y por ahora estoy bastante contento con lo que hago. Extraño la época en la que no tomaba pastillas para dormir.

29/11/10

Cuando te conoci

Cuando conocí a Anapatricia ella era solo una chica más en la clase de alemán. Se veía algo menor que así que no intente hablarle. No hice ni el más mínimo esfuerzo por hacerlo. Sin embargo, me llamo la atención que fumara cigarrillos de canela a la salida del instituto. El verano se había pasado rápido y no había logrado hablar con nadie en el salón. Las clases de la universidad están ya muy próximas y no quería admitir que había perdido el tiempo en las vacaciones.

El último día de clases de febrero le pregunte si seguía en el colegio. Ella me dijo que pasaba a cuarto de secundaria y que después quería ser psicóloga. En ese tiempo aun estudiaba derecho para complacer a mis padres. No tenía muchas ganas de terminar la carrera pero iba a clases por que mis amigos también iban y disfrutaba el verlos seguido.

En fin, le di una cajetilla de los cigarrillos de canela que fumaba. Ella la acepto y la invite a ir por un té de burbujas en el parque central. Teníamos que caminar un par de cuadras pero eso nos daría la oportunidad perfecta para hablar al menos de cómo nos había ido los últimos dos meses. “aprender alemán no es tan difícil como pensaba” dijo ella. La verdad es que a mi si se me hacía difícil. No entendía un carajo de lo que trataban de enseñarme pero al menos pasaba los exámenes. Una lástima que tuviera que dejar de ir a clases por la universidad.

Cuando terminamos el te me acerque a la caja a pagar la cuenta. Hace tiempo que nadie le invitaba algo. Tampoco entendí muy bien cómo fue que paso pero resultó que llegué a caerle bien en tan solo un par de horas. Cambiamos números de celulares y prometimos llamarnos una vez al mes para no perder contacto.

Empezamos a caminar por el malecón viendo el mar frente a nosotros. Las olas iban y venían como las preguntas que nos hacíamos sobre nuestras vidas. De hecho ella parecía bastante interesada en la mía aunque yo me sentía un poco desilusionado con lo que había hecho después del colegio y frustrado por algunas cosas que nunca pude hacer.

La vida de Anapatricia era como la de cualquier otra chica de quince años que seguía en el colegio. Estaba en uno de monjas solo de mujeres asi que tenia pocos amigos varones. El año pasado casi todas sus amigas habían cumplido quince y ella había ido a todas las fiestas sin poder bailar con alguien que no fuera mercedes, su mejor amiga.

“necesitas un compañero de baile”-le dije. Ella por fin se rio y me dijo que era cierto. Que si la volvían a invitar a una de esas fiestas me llevaría sin pensarlo y que le gustaría verme en terno. Yo me sentía algo mayor para ir a ese tipo de reuniones pero de todos modos cambiar de ambiente los fines de semana no haría mal. Estaba algo cansado y aburrido del teniente escarlata, el bar al que iba desde que empecé la universidad.

Nunca pensé en conocer su casa. Pero a la semana siguiente de aquella caminata me dijo que necesitaba ayuda con unos ejercicios de razonamiento verbal que le habían dado de tarea en el colegio. Nos encontramos frente a una iglesia al terminar el malecón por el cual habíamos caminado y fuimos a su casa.

En un primer momento pensé que su madre me iba a botar a escobazos y que soltaría a los perros en caso de tenerlos. Nada de esto de paso. Me invito un vaso de limonada y nos dejo estudiando en la sala. Cuando terminamos me dijo que tenia una fiesta y pases dobles. También me pregunto si quería ir con ella. Le dije que antes tenía que alistarme en casa y cambiarme por que era formal como todas las fiestas de quince años.

Mamá me vio algo extrañada al verme buscando el terno que usaba en las exposiciones de la universidad. Le dije que me habían invitado a última hora a un matrimonio, que llegaría algo tarde y que, por favor, no me esperase despierta.

Cuando regrese a la casa de Anapatricia ella estaba con un vestido negro y un peinado distinto. Había dejado de parecer una niña. Su mamá nos tomo una foto antes de salir y nos dio unas cuantas recomendaciones. De hecho creo que me estaba encargando cuidar a su hija. No tenía planeado beber. Pierdo el control muy fácilmente y quería conocer a las amigas de Anapatricia. Pero ella se veía muy bien esta noche como para distraerme con otras chicas o bebiendo. Esta noche quería bailar con ella.

Para variar

Para variar ayer en la noche tuve problemas para dormir. En la mañana no quise tomar desayuno y no peine después de bañarme. Apenas me eche desodorante para no apestar, tome el bus y fui a clases. Tenía unas ojeras bastante notorias y a mitad de clases mi estomago estaba aullando por sí solo.

No dormir bien me hace estar de muy mal humor. No quise hablar con nadie. Detesto el inicio de clases en el instituto, ya es bastante con tener que ir a la universidad como para tener horas de estudio extra. Cuando sonó el timbre de salida fui a una tienda cercana a comprar unas galletas y un jugo de naranja en caja. Me senté en la banca de un parque. Era muy temprano y la gente estaba paseando a sus perros. Unos cuantos se acercaron a olerme.

Al llegar a casa desconecte los teléfonos. No quería escuchar a nadie, quería estar solo y que nadie me molestara. También apague el celular aunque es muy raro que alguien me llame.

Tampoco quería tomar café. Estaba planeando dejarlo algún día y debía empezar de una vez por todas. Prendí la computadora para revisar si me había llegado algún correo electrónico. Por suerte nada. En esta época del año suelen mandar tarjetas por navidad. Nunca contesto ese tipo de mensajes. Me molesta el ajetreo de las calles. No soporto el caos esporádico. Prefiero mi rutina.

La vecina de atrás empieza a gritar y esta vez si me animo a mandarla a la mismísima mierda. Que se joda y que no joda más. Ojala la próxima vez que sepa algo de ella sea por la sección de obituarios y defunciones del periódico. Dice que no soporta mi música a tan alto volumen. Yo no soporto sus gritos ni los de sus nietas menores y menos aun su presencia. Vieja de mierda, ojala se muera de una vez.

En la refrigeradora solo quedan sobras de la parrillada de ayer. Hoy no vino la señora que limpia la casa y cocina. Mi hermano se ha ido de viaje por dos meses y mis padres llegan en la noche. Tengo demasiado tiempo libre. A veces voy al cine solo y cuando puedo al teatro. No me gusta salir acompañado, siento que la presencia de alguien más me distraería demasiado como para prestar atención a lo que me gusta. No me gusta hablar con mucha gente. Aun puedo contar a los amigos que tengo.

Me gustaría ser una estrella de rock. Asi no tendría que ir a clases nunca mas. No me tendría que despertar temprano ni peinarme. Saldría con muchas chicas. Una distinta por noche estaría bien. Seguiría teniendo a los mismos amigos de siempre. No daría nunca entrevistas, no usaría un celular y aun desconectaría los teléfonos al llegar a casa.

Tampoco pensaría en procrear. Juntaría el dinero de los conciertos y discos y tendría un retiro temprano para disfrutar de la vida. Daría la vuelta al mundo, hablaría con las chicas que conocí en la universidad, bebería los fines de semana sin tener que preocuparme por la resaca de los domingos.

Pero esa no es mi vida. Nunca lo será. Solo soy un chico que desconecta los teléfonos al llegar a casa, que disfruta estar solo y que aun puede contar a los amigos que tiene.

28/11/10

No era la primera vez

No era la primera vez que encendía un cigarrillo. Estaba en cuarto de secundaria y ya habíamos empezado a fumar a la salida del colegio por el parque central. Los viernes íbamos a una cafetería luego de cambiarnos y pedíamos un café americano. Nos gustaba hablar de las chicas de la siguiente promoción y las fiestas a las que podíamos entrar sin haber sido invitados.

Nadie sabía aun que quería estudiar y así estaba bien. No era el momento. Pensábamos que lo mejor que teníamos que hacer era terminar el año para así poder estar en quinto año y usar una casaca de promoción que nos hiciera sentir más que el resto de alumnos del colegio.

Los sábados nos reuníamos en la casa de alguien del grupo y solíamos turnarnos para no molestar a nuestras madres. Cuando venían a mi casa compraba dos gaseosas grandes y helado. Mamá siempre me sorprendía con los bocaditos que hacía.

Un sábado de noviembre les dije que no podría reunirme con ellos. Alejandro pregunto si iba a salir con una chica y le estaba ocultando la información al grupo. Dije que no, que simplemente quería ir a la actuación de una amiga que vivía cerca a mi casa. Eso no era precisamente salir con una chica.

Tome desayuno algo temprano para ir comprar un diario en el quiosco de la esquina. Quería estar al tanto de las noticias de la semana por si tenía que hablar con alguien y no se me ocurrían buenas ideas. Estar pendiente de las noticias siempre me ayudaba.

Use un poco de la colonia de papá después de cambiarme. Me puse una camisa que me regalaron por mi cumpleaños y unos jeans raidos que me gustaban mucho pero que mamá solía esconder en las reuniones familiares. Use la crema de peinado de mi hermana mayor y me puse el reloj que mi abuelo me dio. Casi nunca lo usaba, no tenia costumbre de usar reloj pero se veía muy bien.

Cuando llegue al colegio que queda por los pantanos de la ciudad note que habían cambiado de vigilante. No era el que yo conocía. Compre unas mentas y un par de cigarrillos con algo de temor al heladero que estaba en la puerta. El no tuvo mayor problema en venderme ni los cigarrillos ni las mentas.

Luego entre y la actuación ya había empezado. Andrea se veía muy bonito en el sastre que su mamá le había prestado. Le quedaba un poco ajustado por que su mama era bastante pequeña pero muy simpática para la edad que tenia. Ella no actuaba, era la que ayudaba a los padres a ubicar una silla. Nunca me dijo que iba a actuar así que no me sorprendió verla ayudando a los padres que llegaban tarde a ver a sus hijos.

La salude y me dijo que me veía muy bien. Ella no sabía todo el esmero que había puesto en alistarme. Me presento a sus amigas y a unos cuantos chicos. Trate de hablarles pero estaban muy ocupados hablando entre ellos. Andrea seguía ocupada por que algunos padres no podían controlarle y se acercaban al pequeño estrado a tomarle fotos a sus hijos.

Camine un poco por las instalaciones del colegio. El mío me gustaba mas. Me senté en un columpio y encendí uno de los cigarrillos que había comprado. Una chica menor que yo me dijo que fumar era malo pero su mamá no paraba de hacerlo hasta que la casa pareciera una chimenea. Le pregunte su nombre y le di el mío. Ella aun estaba en primaria. Las manos me empezaron a temblar. Tenía algo distinto en el rostro que me llamaba mucho la atención.

Me levante del columpio y la seguí hasta su salón para ver la decoración que habían puesto por el aniversario del colegio. Había fotos de los alumnos. Andrea no estaba en ninguna foto. Cuando se lo mencione me dijo que era por que estas fotos eran de los alumnos de primaria. Ella estaba en sexto de primaria.

Me sentí bastante tonto por no haber podido hablar con alguien de mi edad. Andrea me busco y fuimos por una gaseosa.

27/11/10

Ella vive en Barranquilla

Ella vive en Barranquilla, Colombia y lee mi blog. Me acaba de agregar a sus amigos en la red social de la que ambos somos parte. Ella aun esta en el colegio y yo estoy por terminar la carrera de literatura. Aun me sorprende que alguien además de mi tía me lea.

Pero bueno, ella me lee y admite que le gusta lo que escribo. Me siento halagado y no sé muy que sentir al saber que más personas leen y sobre todo disfrutan lo que escribo. Tampoco sé cómo me debería sentir.

En curioso, cuando empecé a escribir trataba de hacerlo para otros pensando historias ajenas. Imaginaba mundos y personajes alejados de mi realidad. Ahora que escribo sobre mi vida y sobre todo mis demonios internos recibo gratos comentarios.

Entonces siento que mi imaginación ha sido marginada al olvido y que debería, si quiero ser leído por otras personas, prestar más atención a lo que le pasa a un estudiante iluso, a un profesor de inglés que no tiene alumnos, a un columnista de una revista inexistente y sobre todo al escritor atormentado. Todos ellos parte mí, ya que yo soy todos ellos.

Pero regresando a ella, que vive en Barranquilla, quien una vez más me hace dudar sobre porqué escribo. Ni yo sé porqué escribo. Escribo por recomendación médica, escribo por que es una de tantas formas de no aburrirme pero sobre todo escribo por me gusta y disfruto el placer que me genera hacerlo.

Algún día me vengare de todos aquellos que hicieron de mi vida un infierno insufrible haciéndolos quedar mal cuando un personaje con el que me cruce en lo que escribo tenga que enfrentarlos. Y es que escribir es simplemente un modo distinto de vivir.

Escribir es lo que hago. De hecho hago otras cosas pero esta actividad es la más disfruto. Tal vez no sea el escritor mediocre y haragán que digo ser. Tal vez este destinado a publicar algo que muchas otras personas lean y disfruten así me gane el odio y afecto de esas personas. Por el momento, gracias por leerme.

Me arrepiento

Me arrepiento de haber escrito la última novela que termine hace unos días. Siento que era cursi, ligera y vaga. No logre expiar mis demonios y culpas al escribirla. Nunca me llego a gustar, pero al menos me di el gusto de terminar de escribirla.

Quien podría estar interesado en la vida de un escolar que pasa sus tardes asustado, que no tiene amigos y que nunca le hablo a la chica de quien estaba perdidamente enamorado. Nadie, simplemente nadie.

La escribí por que era parte de mi vida y quería hacer pasar un mal rato a mis padres por haberme condenado a tal castigo por más de once años en un maldito colegio miraflorino para que pudiera tener algo que contar en la universidad en la que ahora estudio literatura. No soportaba la idea de tener que ser abogado o ingeniero. Tal vez me hubiera ido bien de filósofo pero decidí estudiar literatura para poder llegar a publicar mis novelas algún día. Mis cuentos ya han sido publicados en algunas revistas. No todos pero unos cuantos.

Narre las penurias que tuve que pasar desde primaria cuando me pasaba los recreos hablando con los curas del colegio. Ellos creían que iba a ser cura o presidente. Yo quería ser presidente para poder mandarlos a la mierda y también a los otros niños que nunca quisieron hablar conmigo.

También escribir sobre lo trágico que mi paso por la secundaria en la cual estuve enamorada de la chica más bonita de la siguiente promoción. Ella nunca supo que yo existía. Fue por ella que empecé a escribir algunas líneas, después algunos poemas y finalmente cuentos en los que el protagonista lograba conquistar a la chica esquiva y así birlar al cruel destino que se mostraba vil y un poco hijo de puta al presentar tantas dificultades en lo previo a una bonita relación.
Cuando tenía dieciséis años fui a su fiesta de quince años. Para mi mala suerte termine muy ebrio antes de siquiera saludarla. Se me hiso imposible al sentir las primera arcadas producto de todo el alcohol que había libado y para el cual no estaba preparado. Fui corriendo a los baños del local pero no llegue a tiempo y termine vomitando en una maceta grande que habían adornado para la fiesta. Me sentí muy mal y para cuando me sentí ella ya estaba bailando con sus amigos. Me retire a la barra esta vez a pedir gaseosas heladas. Alejandro, mi único amigo en la promoción, me presento a un par de chicas con las que hable pero que no fueron de mi agrado. Eran un par de calabazas, vacías, tontas, neófitas en casi toda materia. Desde muy temprana edad me gusto hablar de política y de los libros que leía en los recreos.

De todos modos bailamos y nos divertimos. Nunca más me volvieron a saludar a pesar de estar en el mismo colegio aunque en promociones distintas. Yo seguía teniendo por hábito leer solo en los recreos y mandar correos electrónicos a mi tía que vivía en Canadá.

A mamá no le gusto a mi novela, mi padre seguía decepcionado por que yo no era abogado o ingeniero. A mi tía no le molesto la novela ya que no la mencione en ella. Debió sentirse aliviada de no ser parte de aquel mamotreto ridículo. Nunca más me invitaron a las reuniones de ex alumnos después de que algunos se enteraron que no me había molestado siquiera en cambiar sus nombres salvo algunas excepciones y varios apellidos. Lo menos que quería era ser demandado.

En fin me arrepiento de haber escrito esa novela. Me arrepiento de nunca haber podido hablar con aquella chica tan bonita a la cual con seguridad nunca más volveré a ver. Pronto me arrepentiré de haber publicado la novela.

Endoscopia

Acabo de regresar a casa y lo único que quiero es un vaso de coca-cola con hielo y dormir la siesta. Aun no almuerzo y tampoco tome desayune. Cuando desperté sabía que iba a ser un día de mierda pero me ha ido bastante bien.

La endoscopia estaba planeada para las nueve de la mañana desde hace dos semanas. Tenía que ir en ayunas. Tampoco tome mis pastillas para estar de buen humor. Mi papá me llevo a la clínica. Mama tenía otras cosas que hacer.

Los perros no dejaban de ladrar desde la madrugada. No dormí bien. Estaba muy ansioso por el procedimiento al que iba a ser sometido. No es nada grato saber que uno va tener que tragar un cable hasta lo más recóndito de su ser explorando sus profundidades.

Había algo de tráfico antes de llegar a la clínica. Unas ambulancias alteraban el sonido del caos al que estoy acostumbrado. Por suerte encontramos un buen lugar para estacionar. La asistenta del gastroenterólogo me pregunto muy amablemente mis datos. Aun soy soltero, le dije y se rio.

Casi no esperamos. De hecho era el único paciente en la mañana. Entre a la sala de procedimientos. Papá pregunto cuánto iban a demorar. Le dijeron que no más de quince minutos. Finalmente trague el cable, no fue nada grato. Deteste la música de ascensor que había en el consultorio. Me inyectaron un calmante pero no hiso efecto a tiempo. Estuve despierto en todo momento salvo cuando terminaron y se me dio por dormir.

Luego fui a la casa de mi abuela. Salude a la tortuga que vive en el jardín. Creo que estaba algo dopado. Esa parte si me gusto. Mamá llamo para decirme los resultados del examen. No tengo nada. Estoy sano, solo tengo una ligera gastritis.

Ojala no me prohíban nada. De todos modos no pienso hacer caso a las indicaciones médicas. Ya sé que estoy sano así que todos, menos unos cuantos, se pueden ir a freír monos.

Recordé que tenía que llamar a Anapatricia antes de dormir la siesta. Me acabo de dar cuenta que ya son las dos de la tarde y que me la he pasado durmiendo todo el día por culpa de la anestesia. Me gusta dormir así que no hay problema.

La mamá de Anapatricia contesta el teléfono, pregunta como estoy y me pasa con ella. Le digo que estoy bien, siempre de ser lo más amable posible con ella. Cada vez que voy a su casa me ofrece un vaso de limonada y que la acompañe a ver las noticias en el televisor de la sala. Anapatricia contesta, le digo que no encontraron nada malo en el examen y que solo espero verla pronto cuando acabe sus exámenes finales. La extraño. Ella suena preocupada pero muy contenta. También me extraña.

Estoy bien. Sé que estoy bien. Voy a comer algo antes de regresar a la cama. Aun no se que quiero por navidad. Un par de baquetas esta bien.

25/11/10

Estoy ocupado

Hoy me desperté muy tarde. Casi a medio día. La señora que hace la limpieza y cocina me pregunto qué quería almorzar y le dije que no tenía idea. Nunca tengo problemas en comer lo que me dan.

En realidad tuve que despertarme muy temprano para bañarme y estar listo para tomar desayuno con mis padres. No hablamos mucho y después de eso regrese a la cama. Me daba pereza empezar el día.

Hoy no he comprado cigarrillos y creo que no lo hare. Subí las escaleras del tercer piso a darle de comer a los perros y llenarles el balde del que beben con agua. Tengo dos perros y ambos son chuscos. Quiero a uno más que a la otra y estoy que este me quiere así me haya mordido un par de veces y tenga le llevar un par mas de cicatrices por su culpa. No lo culpo de nada, es un buen perro chusco y así lo quiero.

No me gustan las cicatrices. No me gusta parecer un prontuariado. Las cicatrices me dan vergüenza en general y en especial cuando otros las pueden ver. La otra perra solo ladra todo el tiempo y nadie sabe que mierda quiere. Al menos se tranquiliza un poco cuando la dejamos entrar a la casa pero de todos modos sigue ladrando.

Los vecinos de atrás a veces se quejan pero ellos también ladran peor que mis perros. Una señora mayor se queja de su suerte en el país y desea regresar a la argentina con sus hermanos. Al parecer su esposo no tiene problemas con que ella se vaya a donde sea con tal que deje de gritar y sus nietas me observan en la tarde mientras yo veo televisión. Prefiero a mis perros. Nunca he hablado con los vecinos. No me importa que se quejen de los ladridos por que yo tengo que soportar sus gritos.

Baje al primer piso para tomar algo de limonada. Mi hermano aun no regresa del colegio y no tengo con quien jugar nintendo. Estoy algo aburrido, de hecho casi siempre estoy aburrido. Mis amigos están por terminar clases y eso me pone de buen humor. En vacaciones saldremos juntos al cine o al teatro, comeremos helado y haremos cosas que se nos ocurran en el momento. Lamentablemente mi hígado ya no permite beber como antes. No creo que necesite beber para divertirme. Ernesto no ha dejado de llamarme los fines de semana aun cuando le conté lo de mi hígado. Somos muy buenos amigos, creo que le agrada mi compañía.

Suena el teléfono pero no hago el mayor esfuerzo por contestar. Dejo que la contestadora registre el mensaje. Es mama preguntando si sigo dormido. Prefiero que crea eso. La señora que limpia y cocina ha salido al mercado. Yo estoy ocupado escribiendo.

24/11/10

amigos de oficina

Joaquín es la única persona con la que hablo en el trabajo. a veces tiene la mirada perdida y nadie sabe en que esta pensando pero no por eso dejar de ser un persona agradable con quien se puede conversar.

Fue Joaquín quien me recomendó este trabajo. Lo conocí en las clases de metodología antes de postular y dar la entrevista que ambos dimos para ser profesores en el instituto de ingles cerca al parque central.

Poco a poco empezamos a hablar y nos dimos cuenta que éramos de las pocas personas que revisaban los diarios casi todos los días, nos interesaba la política, la literatura y algunos temas de filosofía. Joaquín quería ser filosofo.

Con el tiempo trate de dejar de hablarle pero se me hiso imposible. Joaquín seguía siendo un personaje y , para que negarlo, alguien importante en mi vida. Había un pequeño problema que no me gustaba explicarle a la gente que conocía. En realidad no conocía a tanta gente.

Las personas nacen, crecen, envejecen y finalmente mueren algún día. Yo no. No envejezco y tengo la misma apariencia desde los 18 años mas o menos. Que se yo, supongo que las personas normales tampoco cambian mucho a esa edad. Ahora tengo 36 y mientras el tiempo va dejando notar lo que solo el tiempo hace en los demás parece haber sido completamente indiferente hacia mi.

No lo se tal vez un día amanezca viejo y arrugado pero ya me resigne a que esto no va a pasar.

Terapia

Es miércoles y espero impaciente la hora en que veré a mi terapeuta. Antes no me gustaba ir a la terapia por que malograba mi rutina pero ahora que es parte de ella no me molesta tanto.

Me dijeron que tomara una actividad cualquiera y llevara los resultados cada miércoles. Le dije a la doctora que antes me gustaba escribir pero que había dejado de hacerlo hace un buen tiempo. Me miro y sin decir nada entendí que debía volver a escribir.

Al inicio no sabía exactamente sobre que escribir. Escribía historias sin mucho sentido, con personajes incompletos y finales incompresibles. Con el tiempo empecé a dejar el pudor de lado y escribía sobre una vida privada que empezaba a hacer pública a modo de ficción. Empecé a sentirme a gusto y cada día sentía que escribía mejor o al menos era lo que una de mis tías decía.

A la doctora no le importaba mucho como escribía. Estaba más interesada en las cosas que en el fondo trataba de decir. Cosas en las que había dejado de pensar pero que utilizaba al recordar momentos de mi vida para empezar a escribir por las mañanas y después de almorzar.

En las noches iba por un por un café y fumaba unos cuantos cigarrillos pero nunca se me ocurría nada ahí. Me gustaba saludar a la cajera y a las chicas que me atendían. Me hice conocido por ir todos los días solo y con un libro.

Mi autor favorito también escribe sobre su vida. Me parece interesante que alguien pueda tener éxito únicamente escribiendo y durmiendo la siesta. Yo quiero una vida así y tal vez conocer a una chica adicta a la coca-cola y que tome café conmigo.

22/11/10

 

Me llamaron de emergencia en la revista que trabajo. Nadie sabía que era lo que había pasado exactamente. Al final era solo el cumpleaños del director y quería vernos a todos ahí para comer torta, algunos bocaditos y tomar gaseosa. Me molesta que no me dijeran de que se trataba desde un inicio. Carajo alguien pudo haber muerto, incluso yo de la impresión y yo no me quiero morir. No al menos en un buen tiempo.

Llegue a la oficina de la revista eran casi las doce y la habían decorado a modo de una fiesta infantil. Globos, serpentinas y afiches de nubeluz (un antiguo programa infantil de los noventa). Ya había entregado mi columna en la mañana y estaba de mal humor por haber tenido que regresar con tal apuro y preocupación. No me puso el estúpido gorro de colores y cogí un vaso con gaseosa. Hable con una de las secretarias y uno de los pocos amigos que tenía en la revista. Al director le dije feliz cumpleaños pero no le di ningún regalo. Tampoco tenía en mente conseguirle alguno.

Termino el pequeño ágape cogí mi maletín y me fui con Ernesto por un café cerca al parque central. En el camino nos encontramos con mi papa y también lo invitamos al café pero no acepto. En realidad nunca quiso aceptar al hijo que tenia y aun menos que trabajara en una revista tan ligera a comparación de la revista política que solía leer los jueves.

Dejamos el café para otro día. La enamorada de Ernesto lo llamo por que no quería cocinar. Yo vivía en la casa de mi abuela desde los veintidós. Necesitaba dinero para almorzar solo. El dio estaba jodido, me cagaron la rutina.

Fui al banco más cercano pero tenía todas las ventanillas de atención al cliente llenas. No me gusta hacer cola pero espere un rato. Tampoco tenía hambre pero tenía que comer algo para no agravar aún más la gastritis que tenia.

Y de repente la vi pasar. Habían pasado más de cinco años desde la última que la vi con Andrés. Valeria era una de las chicas más bonitas que había conocido. Para mi mala suerte era la enamorada de mi amigo de colegio y la convertía en una chica fuera de mi alcance por motivos “morales”. Con la chica o ex chica de un amiga, nunca jamás.

Ella también me vio y reconoció. Le dije que estaba esperando a ser atendido para sacar algo de dinero. Simplemente atino a reírse un poco del modo en que hablaba. Siempre me ponía algo nervioso cuando estaba cerca a ella y esta vez no fue la excepción. Me dijo que estaba por almorzar, que no veía a Andrés desde hace un par de años y que tenía muy buenos recuerdos míos.

Agradecí sus palabras. Me sentí bien y le dije que si me atendían rápido le invitaba el almuerzo. Había demasiada cola en el lugar así que fue ella quien me invito a almorzar. Eso si yo le debía el siguiente almuerzo.

-¿me acompañas?- dijo ella
-si, claro- respondí

Y nos fuimos juntos a buscar donde almorzar agarrados de la mano.

Nunca mas

 

He tomado una decisión de la cual pienso no me arrepentiré nunca. He decidido ser abstemio y llevar una vida alejada del alcohol. No es que haya sido o sea un alcohólico. Pero lo cierto es que estaba muy cerca a serlo. Yo no quería eso, quería ser un escritor. También se que al alejarme del alcohol no tendré como escribir y no se me ocurrirán ideas interesantes. No todo es perfecto.

Nunca me gusto lo que escribía. Es más, nadie además de mi tía se daba tiempo para leer las sandeces que escribía. Por el contrario mucha gente me vio en completo estado de ebriedad y eso hiso que perdiera a más de un amigo que nunca más volverá a leer algo de lo que escriba así se lo pida de rodillas.

Espero con ansias y también con algo de ansiedad mi nueva vida en sobriedad. Tal vez no sea fácil desde el inicio pero hare mi mejor esfuerzo para llevar los días que vendrán de la mejor manera posible. No importa nada, ni nadie excepto yo y mi sobriedad. Si mis amigos me quieren ver, podremos ir a beber café o algo que, por favor, no incluya alcohol. Si son mis amigos lo entenderán y me apoyaran.

Soy un escritor mediocre al que le gusta beber café. En las noches no puedo dormir al recordar que no soy el hijo que mi madre merece. Yo no merezco a mi madre. Pero la casualidad decidió relacionarnos de este modo tan curioso. Una madre que quiere a su hijo muy lejos de ser perfecto que nunca será el abogado exitoso que ella esperaba y tampoco quiso estudiar literatura para escribir en servilletas de papel.

Yo si quiero a mi madre, es mas creo que la quiero como jamás querré a otra mujer. Es y será la mujer más importante en mi vida y para que esto continúe así deberé llevar una vida más ordenada y sosegada para estar satisfecho con lo que hago y de paso hacer que ella se sienta mejor. Para mi es la mujer más importante del país pero pronto será realmente una de las mujeres más importantes del país por el cargo público que ocupará. Si la alejan de mí, los mando a todos al carajo.

Lo que importa es que sigo vivo y esto es algo muy cojonudo que no logro entender bien. Se también que debo olvidar mi vida anterior llena de excesos y desvaríos para ser una mejor persona. Tal vez asi llegue a algún lugar, después de todo pretendo ser filosofo y dedicarme a ser profesor universitario. Nunca podre hacer nada de eso con el modo de vida que estuve llevando, es momento de cambiar. Mirar al mundo riéndome de el por que alguien tiene que hacerlo. El escritor regresa de tomar una taza de café.

19/11/10

Malas costumbres

 

Nunca dejo propina después de beber. No es que me atiendan mal, de hecho siento que soy muy bien atendido por las chicas que trabajan ahí. Sin embargo nunca dejo propina y tampoco entiendo porqué debería hacerlo ya que después de todo siempre pago el café que bebo. A veces me dan un vaso con agua helada y si llego muy temprano o muy tarde me regalan galletitas de avenas. Son muy ricas y acompañan bien el café que, por suerte, me gusta amargo.

En esta ciudad los días son largos, tristes y aburridos. El cielo que la cubre es gris y melancólico. A mí me gusta beber café todos los días esperando a que la cajera se digne a darme su nombre para poder invitarla a salir algún día. Me gusta, me gusta mucho. Me gusta su larga cabellera negra siempre suelta y nunca amarrada como el de las otras chicas. Me gustan sus manos de pianista. Me gustan sus ojos profundos en los cuales podría perderme en cualquier momento.

Creo que nunca me dará su nombre y debe ser porque nunca dejo propina en el vaso dispuesto para ello. Nunca pido la cuenta por que prefiero ir a la caja para verla, si a ella y a nadie más. También lo hago por que detesto esperar y perder mi tiempo. Antes prefiero que alguien tome mi mesa y así hago algo por alguien que no conozco y con quien solo intercambiare una sonrisa. Las personas suelen ir y venir, para mi suerte, por que ya es bastante con mi rutina y seria un suplicio tener que soportar las mismas caras. No es así, yo soy el único que viene todos los días, eso sí, nunca a la misma hora.

A veces veo a ex compañeros de clase pasar. Si tengo suerte y me ven, suelen saludarme. Estoy casi irreconocible. Me corte el cabello y me afeito casi a diario. Nadie me obliga, pero ya me acostumbre a vestir saco y corbata. Lo único que llena mi armario son diez ternos y veinte camisas. La colección de corbatas la herede a los veinte. Mi mama aun me dice cuando es momento de mandar la ropa a la lavandería, siempre unos cuantos días antes de quedarme sin ropa.

Prefiero botar las colillas de los cigarrillos que fumo por lo general en el piso y no en el cenicero que me dan. Lo hago por que siempre me quemo al final de cada cigarrillo mientras fumo mi existencia. Mala suerte, no pienso recogerlos.

En resumen, vengo al mismo café de siempre desde que empecé la universidad y leía novelas sucias que a mi padre no le gustaban hasta ahora que escribo novelas aun más sucias que las que solía leer que muy poca gente lee y que mi padre nunca leerá ni aprobara, nunca jamás.

Estas al menos me permiten pagar algunas cuentas y tener la suficiente solvencia moral como para seguir viviendo en casa de mi madre sin ser recriminado. Yo no los molesto o al menos trato de no hacerlo y ellos ya llevan un buen tiempo sin molestarme.

Y es que para ser un escritor mediocre, bastante mediocre diría yo, mi editor opina todo lo contrario. Me gusta dormir hasta muy tarde y dormir la siesta. Soy todo un haragán que al menos tiene por mal habito escribir.

16/11/10

No es la primera vez

No es la primera vez que despierto un domingo sabiendo que he perdido una muy buena y promisoria amistad por culpa de mi ebriedad. Estoy seguro que tampoco será la última vez. No encontré mi inhalador en la mañana y tampoco me bañé. Me gusta afeitarme los lunes antes de ir a estudiar. Extraño a casi todos los amigos que perdí.

Aun no cumplo veintitrés y ya he pasado por un quirófano más de una vez al cual llegue en una de esas oportunidades en una ambulancia inconsciente y con las transaminasas por las nubes. Yo también me sentía en las nubes. No fue divertido, en lo absoluto.

Mi cumpleaños es el veintitrés de octubre y suelo hablar con Daniela, la cajera de la cafetería a la que siempre voy, para recordarle que se acerca mi cumpleaños el veintitrés de cada mes. No lo hare mas después de cumplir veintitrés años.

Extraño también a las personas que no fueron mis amigos pero que intentaron serlo. En realidad siguen estando en mi mente así ya no los vea por que dejaron de estudiar o decidieron hacer algo más interesante con sus vidas que vivir atrás de un escritorio y me dio flojera mantener contacto con ellos. Ninguna de esas personas va al mismo bar en el suelo beber o de lo contrario los seguiría viendo.

Mi vida es una frustración continua. No soy más que un niño que habla bonito y que no representa amenaza alguna para el resto de hombre respecto a las féminas. Ellas son esquivas y lejanas. En algún momento me enamore de mi mejor amiga pero no me duro más de un fin de semana.

Tengo una media hermana que en realidad no es mi media hermana. Es solo una amiga, casi vecina, que recibió aquel extraño titulo por la diferencia de edad que teníamos. Ella también quiso olvidarme. No todo silencio es olvido. Aun la extraño y le debo una disculpa.

15/11/10

Miércoles

Había tenido una noche de insomnio insufrible y no tenía ganas de despertar esa mañana. De todos modos tuve que tomar las pastillas que me ponen de buen humor en el día y tomar desayuno con mis tíos. Llevaba casi un mes con ellos y no había tenido problemas hasta el momento. Me bañe con agua helada y ayude a mi tío con la puerta del garaje. Tenía clases en un par de horas y quería leer los periódicos del día.

Para mi mala suerte a mi tía no le gustaba darme café por que era lo que prescrito el médico. “nada de cafeína por unos meses” decía la nota junto a la receta con todas las pastillas que debía consumir en las mañanas, tardes y noches. Tenía suerte de no tener que tomar pastillas en la madrugada aunque esto no hubiera sido un problema por tengo la mala costumbre de dormir cuando sale el sol casi todos los días.

Es cierto. Tenía problemas no solo con mis padres y por eso ahora vivía con mis tíos, sino también con mis horarios. Dormía cuando no se suponía que debía hacerlo. Estaba despierto cuando se suponía que debería estar dormido. Había desarrollado una muy incómoda gastritis desde los diecinueve años y era algo desordenado en general.

En fin recuerdo que esa mañana desperté a duras penas. Tome jugo de naranja y me despedí de mi tía para ir directo al mismo café de siempre y pedir un expreso doble sin azúcar. En realidad siempre lo traían sin azúcar y yo nunca le echaba más que una mirada antes de empezar a beber. A los veinte años me prohibieron el alcohol pero no los cigarrillos.

Nadie más sabía que fumaba cigarrillos en las mañanas. Un muy mal habito que en algún momento debía corregir. Mis tíos no tenían hijos, eran un joven matrimonio sin problemas, aunque ambos estaban más cerca de los cuarenta que de los treinta. Yo no tenía primos y dormía en la sala de su casa desde los veintiuno. En mi último cumpleaños no recibí regalos. Creo llamare a mi mama. ­

6/11/10

porque no me invitaste a tu cumpleaños?

milagros, milagros porque no me invitaste a tu cumpleaños?!
yo queria bailar, yo queria tomar
me queria divertir y queria reir
y queria hablar con la chica que odia

porque no me invitaste a tu cumpleaños?!
me quede solo en un cafe
fumando cigarrillos sin parar
y no tuve con quien hablar

te llame mas de una vez
te dio flojera contestar 
a la mierda me quisiste mandar
pero no podras por que yo soy nerdas

milagros, milagros porque no me invitaste a tu cumpleaños?!
ella me odia, tu me evitas
no me preocupa me fascina
veo termitas en la piscina