27/11/10

Me arrepiento

Me arrepiento de haber escrito la última novela que termine hace unos días. Siento que era cursi, ligera y vaga. No logre expiar mis demonios y culpas al escribirla. Nunca me llego a gustar, pero al menos me di el gusto de terminar de escribirla.

Quien podría estar interesado en la vida de un escolar que pasa sus tardes asustado, que no tiene amigos y que nunca le hablo a la chica de quien estaba perdidamente enamorado. Nadie, simplemente nadie.

La escribí por que era parte de mi vida y quería hacer pasar un mal rato a mis padres por haberme condenado a tal castigo por más de once años en un maldito colegio miraflorino para que pudiera tener algo que contar en la universidad en la que ahora estudio literatura. No soportaba la idea de tener que ser abogado o ingeniero. Tal vez me hubiera ido bien de filósofo pero decidí estudiar literatura para poder llegar a publicar mis novelas algún día. Mis cuentos ya han sido publicados en algunas revistas. No todos pero unos cuantos.

Narre las penurias que tuve que pasar desde primaria cuando me pasaba los recreos hablando con los curas del colegio. Ellos creían que iba a ser cura o presidente. Yo quería ser presidente para poder mandarlos a la mierda y también a los otros niños que nunca quisieron hablar conmigo.

También escribir sobre lo trágico que mi paso por la secundaria en la cual estuve enamorada de la chica más bonita de la siguiente promoción. Ella nunca supo que yo existía. Fue por ella que empecé a escribir algunas líneas, después algunos poemas y finalmente cuentos en los que el protagonista lograba conquistar a la chica esquiva y así birlar al cruel destino que se mostraba vil y un poco hijo de puta al presentar tantas dificultades en lo previo a una bonita relación.
Cuando tenía dieciséis años fui a su fiesta de quince años. Para mi mala suerte termine muy ebrio antes de siquiera saludarla. Se me hiso imposible al sentir las primera arcadas producto de todo el alcohol que había libado y para el cual no estaba preparado. Fui corriendo a los baños del local pero no llegue a tiempo y termine vomitando en una maceta grande que habían adornado para la fiesta. Me sentí muy mal y para cuando me sentí ella ya estaba bailando con sus amigos. Me retire a la barra esta vez a pedir gaseosas heladas. Alejandro, mi único amigo en la promoción, me presento a un par de chicas con las que hable pero que no fueron de mi agrado. Eran un par de calabazas, vacías, tontas, neófitas en casi toda materia. Desde muy temprana edad me gusto hablar de política y de los libros que leía en los recreos.

De todos modos bailamos y nos divertimos. Nunca más me volvieron a saludar a pesar de estar en el mismo colegio aunque en promociones distintas. Yo seguía teniendo por hábito leer solo en los recreos y mandar correos electrónicos a mi tía que vivía en Canadá.

A mamá no le gusto a mi novela, mi padre seguía decepcionado por que yo no era abogado o ingeniero. A mi tía no le molesto la novela ya que no la mencione en ella. Debió sentirse aliviada de no ser parte de aquel mamotreto ridículo. Nunca más me invitaron a las reuniones de ex alumnos después de que algunos se enteraron que no me había molestado siquiera en cambiar sus nombres salvo algunas excepciones y varios apellidos. Lo menos que quería era ser demandado.

En fin me arrepiento de haber escrito esa novela. Me arrepiento de nunca haber podido hablar con aquella chica tan bonita a la cual con seguridad nunca más volveré a ver. Pronto me arrepentiré de haber publicado la novela.

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