22/11/10

 

Me llamaron de emergencia en la revista que trabajo. Nadie sabía que era lo que había pasado exactamente. Al final era solo el cumpleaños del director y quería vernos a todos ahí para comer torta, algunos bocaditos y tomar gaseosa. Me molesta que no me dijeran de que se trataba desde un inicio. Carajo alguien pudo haber muerto, incluso yo de la impresión y yo no me quiero morir. No al menos en un buen tiempo.

Llegue a la oficina de la revista eran casi las doce y la habían decorado a modo de una fiesta infantil. Globos, serpentinas y afiches de nubeluz (un antiguo programa infantil de los noventa). Ya había entregado mi columna en la mañana y estaba de mal humor por haber tenido que regresar con tal apuro y preocupación. No me puso el estúpido gorro de colores y cogí un vaso con gaseosa. Hable con una de las secretarias y uno de los pocos amigos que tenía en la revista. Al director le dije feliz cumpleaños pero no le di ningún regalo. Tampoco tenía en mente conseguirle alguno.

Termino el pequeño ágape cogí mi maletín y me fui con Ernesto por un café cerca al parque central. En el camino nos encontramos con mi papa y también lo invitamos al café pero no acepto. En realidad nunca quiso aceptar al hijo que tenia y aun menos que trabajara en una revista tan ligera a comparación de la revista política que solía leer los jueves.

Dejamos el café para otro día. La enamorada de Ernesto lo llamo por que no quería cocinar. Yo vivía en la casa de mi abuela desde los veintidós. Necesitaba dinero para almorzar solo. El dio estaba jodido, me cagaron la rutina.

Fui al banco más cercano pero tenía todas las ventanillas de atención al cliente llenas. No me gusta hacer cola pero espere un rato. Tampoco tenía hambre pero tenía que comer algo para no agravar aún más la gastritis que tenia.

Y de repente la vi pasar. Habían pasado más de cinco años desde la última que la vi con Andrés. Valeria era una de las chicas más bonitas que había conocido. Para mi mala suerte era la enamorada de mi amigo de colegio y la convertía en una chica fuera de mi alcance por motivos “morales”. Con la chica o ex chica de un amiga, nunca jamás.

Ella también me vio y reconoció. Le dije que estaba esperando a ser atendido para sacar algo de dinero. Simplemente atino a reírse un poco del modo en que hablaba. Siempre me ponía algo nervioso cuando estaba cerca a ella y esta vez no fue la excepción. Me dijo que estaba por almorzar, que no veía a Andrés desde hace un par de años y que tenía muy buenos recuerdos míos.

Agradecí sus palabras. Me sentí bien y le dije que si me atendían rápido le invitaba el almuerzo. Había demasiada cola en el lugar así que fue ella quien me invito a almorzar. Eso si yo le debía el siguiente almuerzo.

-¿me acompañas?- dijo ella
-si, claro- respondí

Y nos fuimos juntos a buscar donde almorzar agarrados de la mano.

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