31/7/10

Regalo de cumpleaños

Cada año visito a Renato por su cumpleaños. De no ser por esta fecha no tendría motivos para ir a su casa salvo para dejarlo en la puerta de la portería del edificio cada vez que esta muy ebrio como para regresar solo. Cada año es distinto. Nuestros amigos van cambiando y muy pocos son los que nos quedan de los tiempos del colegio.

Esto es ya casi un ritual religioso al que voy asistiendo ya una década en la que he visto demasiadas cosas, algunas, por cierto, no muy gratas. Y es que si bien yo termine el colegio un año antes que Renato, últimamente no se muy bien que paso con el y menos conmigo.

Salude al guachimán de la portería. Ya sabía que hoy no dormiría muy bien y que le darían algo de torta por todo el ajetreo que pasaría. Yo tampoco tenía planeado dormir, tenia unas ganas bárbaras de desbandarme y esta era la oportunidad perfecta a pesar de ser tan temprano.

Salude a Renato, abrí una cerveza tibia de las que había comprado en la tarde y salude a su enamorada. Nunca supe muy bien ni entendí si es que le duraban muy poco o las cambiaba constantemente. A mi me pasaba algo similar pero con las baterías del control remoto del televisor. Duraban poco y las tenía que cambiar. Supongo que funciona parecido con las mujeres, en especial con las que Renato solía relacionarse y revolcarse.

Ayude a ordenar las sillas y un par de mesas. Metimos las cervezas al refrigerador. Preparamos las cubetas de hielo y dejamos el trago corto en una esquina de la cocina. Inés, la mama de Renato, no estaba en casa. Prendí un cigarrillo y pregunte si me podía fumar la hierba que estaba en una mesa. Renato dijo que solo era comida de conejos. Me sentí algo entupido pero de todos modos me la fume, no sabia tan mal.

Antes, ninguno de los dos consumía psicotrópicos o alucinógenos entiendase por esto drogas mas allá del sexo y el buen rock n’ roll. Pero en fin los tiempos cambian y nosotros también. Por suerte esto no pasaba de ser un hábito recreativo en los dos aunque no rendíamos cuenta sobre lo que consumíamos entre los dos. Cada uno sabe lo que hace.

Me volvió a presentar a Pamela. No le di importancia después de todo había conocido a demasiadas enamoradas de Renato. Sin embargo esta era mas perra que las anteriores y lo se por que cuando el se fue a bañar se acerco a mi me pregunto si tenia algo de coca y nos fuimos al baño del primer piso a meternos unos tiros hasta estar duros mientras intercambiábamos fluidos de forma algo obscena. Le quite el sostén solo por joda aunque en realidad quería joderla en varias acepciones y ella se bajo la minifalda y la ropa interior. No recuerdo por que tenia tanta coca ese día pero si que sirvió para pasarla bien.

Renato bajo y nosotros estábamos en el sofá riéndonos de un programa de televisión. En realidad yo me estaba riendo de Renato y pamela. Me reía además por que aun la fiesta no empezaba y yo ya estaba drogado y solo me faltaba estar ebrio.

Solo paso un momento antes de que los invitados empezaran a llegar. Por suerte algunos de mi promoción, otros de la promoción de Renato, gente de la universidad y algunos vecinos. Había demasiado movimiento en el departamento. Pamela seguía preguntándole a los que venían si es que tenían algo de coca después de aburrirse insistiéndome cuando le dije que se me había acabado.

Cantamos el himno marista. Varios ya estábamos ebrios, yo incluido. Recibí una llamada. Continué bebiendo, me invitaron un porro que se dio un paseo por toda la fiesta. Rompí una botella vacía, todos voltearon y se empezaron a reír. Yo hice lo mismo pero limpiando el piso. Tenia que irme aunque era relativamente temprano. Yo fui el primero en llegar.

Que cojonudo había sido esto de hacer de mi pasatiempo una profesión. Tenía una reunión urgente con la gente de la revista en la que trabajaba. Me despedí de algunos y en especial de Pamela, por ser tan perra. Le dije a Renato que volvería el próximo año aunque ya sabíamos que nos veríamos antes. A mi no me gustaba celebrar mi cumpleaños.

Jeff

Suena el teléfono y aun es de noche. Enciendo un cigarrillo, prendo la luz y me levanto. No estoy seguro de por qué la estoy llamando. No contesta y lo vuelvo a intentar.

-hola ¿que tal? Por fin contestaste
-¡¿sabes que hora es?!

-no, de hecho no lo se. Me quede dormido temprano y ahora no puedo volver a hacerlo. Pensé en llamarte, no estaba muy seguro de por que lo hacia. No se que hora es.
- son las cuatro de la mañana Jeff, al menos sigues vivo. Eso es bueno pero ahora quiero dormir. Yo si puedo dormir sin estar ebria o consumir pastillas. Tú solo puedes dormir estando ebrio o consumiendo pastillas si es que no se te ocurre hacer ambas cosas a la vez ¿lo recuerdas?

-pero no estoy ebrio, creo. Y dejaron de medicar hace un buen tiempo. Ya bueno estuve bebiendo en la tarde. El alcohol me trajo buenos recuerdos de cuando solíamos salir y estar juntos.
-ya, que bien. Pero yo quiero dormir y mañana salgo a correr temprano. Así que colgare el teléfono, tu podrás beber y escribir algo.

-no quiero hacerlo. Ya no quiero escribir mas aunque ir por un trago considerando que fume mi ultimo cigarrillo no seria mala idea.
-jeff….déjame dormir carajo!

-Esta bien, te espero en el supermercado que nunca cierra cerca a tu casa mañana temprano. Me llevo bastante bien con los que atienden ahí. Prometo no estar tan ebrio, tal vez me bañe antes de salir. Por cierto, ¿como esta fito?

-El esta bien. Le caes bien al muchacho y dice que quiere ser como tu de grande. Eso es un problema.
-Lo siento veré que puedo hacer al respecto, se que no soy un muy buen ejemplo. Nos vemos mañana ya estoy mas tranquilo y de buen humor. Hace mucho que no nos veíamos. Tú sabes, te extraño.

-Ok, como tu digas. Tal vez puedas venir a tomar desayuno con nosotros y dormir un rato.
-Gracias, eso suena bien. Suena muy bien.

14/7/10

Esperar no es un problema

Tenia el cuelo de la camisa roto. Me robaron el celular y algunos documentos. Por suerte no se llevaron el maletín de la oficina. Eso si me hubiera jodido y bastante. No solo por el mal humor de mierda que hubiera tenido en el fin de semana sino en lo que hubiera tenido que pensar como excusa para aplicar la ira del dueño del estudio. No hacia mucho, pero me pagaban por hacerlo. Creo que lo hacia bien y además me llevaba bastante bien con las nuevas practicantes que ingresaban constantemente.
Como cada viernes salir mas temprano que de costumbre. El resto del personal solía beber en la sala de recepción pero nunca me quedaba. Tenía miedo de estar ebrio en público y ser despedido. En realidad no tenía mayores problemas para estar ebrio en general.

Salvo el incidente del robo ya sabia que era lo que tenia que hacer. Esperar como siempre en la misma mesa del mismo café. Primero pedía un cappuccino y después americanos hasta que me dijeran que estaban cerrando el local. Antes de eso fui al banco para sacar un duplicado de mi tarjeta de crédito.
Llegue, choque el parquímetro y solté un par de blasfemias. Un perro orino en las cuatro llantas del auto y me di cuenta que me faltaba el espejo del lado izquierdo. ¡La madre que pario las desgracias!

En fin. Insisto ya sabia que era lo que tenia que hacer. Mi mesa estaba ocupada así que espere. Últimamente la sección de fumadores paraba atestada de juventud en éxtasis. Bueno yo empecé así y seguía viniendo los viernes aunque antes venia mas seguido.
Esta vez ninguna mesera me saludo. Solían cambiar de vez en cuando. Unas estudiaban y otras conseguían mejores empleos. No había mucha diferencia todos éramos empleados para alguien mas.

Finalmente me senté y continúe con la rutina. Me saque la corbata y la camisa rota. No me gustaba la corbata que llevaba puesta, desde ahora iba ser mi corbata de mala suerte. No tenía muchos cigarrillos en la cajetilla. Una turista me pidió prestado el encender y se sentó junto a mí. Tratamos de conversar un poco en ingles pero su acento francés impedía llegar más allá del buen trato y amabilidad, era casi de mi edad. De todos modos me invito algunos cigarrillos más después de terminar con los míos. Había pasado bastante tiempo desde que alguien más pagaba la cuenta. Se fue y me dejo la dirección del hotel en el que se estaba hospedando, le regale mi camisa y la corbata, creo que se dedicaba a algún tipo de labor social. Me gusto deshacerme de la corbata.

Ahora tenía frio y fui a sacar mi casaca del auto. Una paloma cago sobre el parabrisas. Yo creo que un pterodáctilo por el tamaño de la gracia. Continúe sentado, hora de pedir americanos. En mi espera solía hablar con extraños y esta vez no había sido la excepción.
Llego el primer café, empezó a llover y seguía esperando. Yo le dije que la estaría los viernes. Nunca llegaba pero siempre la esperaba. Algún día tendría que llegar, tomaríamos un café recuperaríamos el tiempo perdido, le pediría disculpas por ser un patán, pagaría la cuenta y la invitaría a ir al cine como cuando éramos adolescentes.

Se hacia tarde y ella aun no llegaba. Tal vez nunca llegaría a nuestra cita de todos los viernes a las cuales yo asistía religiosamente. Claro que después siempre llamaba a alguien e íbamos por algunas cervezas. Mi vida era una rutina y mi rutina era mi vida.
Jenny era quien me servía el café ahora. Lo supe por que ella misma se molesto en presentarse. Yo ya estaba aburrido de presentarme en el café. No era mi culpa que las meseras cambiaran tan seguido. Tal vez yo era el único que seguía yendo a pesar del tiempo.

Me quede bebiendo café ahora en la barra, perdí la noción del tiempo, después de todo también había perdido mi reloj. Jenny era amable, varios años menor que yo y algún momento se le dio por hablarme. Le dije que esperaba a alguien todos los viernes, ella me dijo que me parecía a su medio hermano y no solo físicamente sino también por lo testarudo. Yo mentí y le dije que parecía a mi hermana aunque solo tenía una prima con la que casi nunca hablaba pero que me presentaba a sus amigas de la universidad.

Le pedí que se sentara conmigo. Lo que me pareció raro fue que realmente accediera pensaba que estaba trabajando pero me dijo que habían cerrado el local hace más de una hora y que por eso yo era el único en el café. Ella se había quedado solo para verme. Dijo que le parecía curioso que alguien esperara todos los viernes a alguien que nunca llegaba. Le habían contado mi historia.
Conversamos un rato, me dijo que iba a la mitad de la carrera de administración. Yo le dije que trabajaba para pagar algunas cuentas y solo eso. Nos llevamos bien y hablamos un poco sobre literatura reciente. Tenía buenos gustos y había leído muy buenas obras clásicas también.

Ahora si era tarde y Jenny se veía cansada. Me pregunto que tenía planeada y respondí que como cada viernes llamaría a un amigo para ir por algunas cervezas. “¿a estas horas?” dijo sorprendida. Tenía razón. Ya era tarde.
Por la cantidad de café no iba a poder dormir en un buen rato así que ofrecí llevarla a su casa después de que cerrara por completo el local y apagara las luces. Ella me dijo que aceptaba las cervezas que aun no le había invitado. Pregunto en donde vivía y me dijo que vivía no muy lejos del café. Entramos en mi auto, arranque el motor, salimos y pasamos por un grifo a comprar un pack de veinticuatro latas de cerveza. Bebimos algunas en el camino, se quito el mandil del trabajo, se soltó el cabello y continuamos hablando mientras daba vueltas por el distrito con el parabrisas aun manchado. Finalmente le dije que podía quedarse con algunas latas por el buen trato en el café. Jenny sonrió y me dijo que podía estacionar el auto en su garaje y pasar a su casa.

Un perro volvió a mear las cuatro llantas de mi auto.

9/7/10

Cámara y acción

Me habían llamado casi a media noche y aun estaba despierto. De hecho casi no dormía en las noches así que todo seguía en orden. Una amiga de la universidad quería que la ayudara en la filiación de corto como actor y yo le dije que no tenia ni la más mínima idea de cómo actuar. El guión era mío o bueno al menos la historia que fue publicada hace un tiempo en el boletín de la universidad. Nada del otro jueves, simplemente una chica que mata a su enamorado de un solo acto violento y desmesurado. La violencia se manifestaba en el odio y este en alevosía y premeditación. A mí nunca me gustaron los cuentos de hadas y magos pero sentía que aquella vieja historia tenía un poco de fantasía, en realidad era por que nunca termine de entenderlo pero recibió buenas críticas para tener solo una página de extensión.

Me dieron la dirección del lugar en donde iban a filmar que por suerte no estaba tan lejos, también me dijeron que no me preocupara por el almuerzo o cualquier otra cosa. El equipo de producción corría con todos los gastos y eso me parecía genial. Un día de catarsis completamente pagado. Llegue y me dieron unos pastelitos pensando que no había desayunado y algo de gaseosa dietética. Después me presentaron a todo el equipo que se iba a encargar de la filmación. Iluminación, dirección de arte, el director, fotografía y producción. Al final me presentaron a la otra actriz que iba a participar en el corto. Ella no hablaba mucho pero tenia un trasero descomunal y un rostro agradable sobre el promedio de mujeres. Creo que sentía cierta atracción hacia ella pero como no supe de que hablarle me quede sentado en un sofá esperando indicaciones.

La mañana termino y habíamos realizado ya un par de escenas. Habíamos estamos ambos muy cerca uno del otro pero no hablamos solo seguíamos indicaciones. Entre escena y escena se demoraban demasiado en mover y cambiar las luces. Yo no deje que me maquillaran.

Llego la hora del almuerzo y yo pedí pollo frito. Me lave las manos y empecé a leer unos comics que había llevado. Los comics te hacen quedar mejor en público. Ella también pidió pollo frito. Nos sentamos en la cocina y creo que le molestaba que comiera con las manos, me dio un par de cubiertos. A mi no me importaba como comiera ella, con no almorzar solo era suficiente para mi.

Finalmente hablo y me pregunto que estudiaba. Le dije que había estudiado periodismo un tiempo, que lo había dejado todo y que ahora no sabia que hacer con mi vida. Yo en cambio le pregunte su nombre y que le gustaba hacer en su tiempo libre. La pregunta no tenia relación con la suya. Yo no estudiaba así que tampoco me importaba que estudiara ella. Eso si, tenia mucho tiempo libre y era un tema del cual si podía hablar. No me molestaba saber su nombre. Se llamaba Liliana y sus amigos le decían Lili. Para mi era Liliana.

Continuamos con la filmación y no hablamos mas a pesar de tener que tocarnos las manos o estar muy cerca cara a cara. Me estaba impacientando y dije que quería algunas latas de cerveza. Solo tenia que esperar. Esta vez ella si pregunto por mi nombre y yo solo le di una de mis tarjetas de presentación. Nombre completo, mail y teléfono. No tenia cargo ni profesión oficialmente. Sin embargo tambien le mostre un anagrama hecho con mi nombre y parecio sorprenderse. Fuimos al sofa en el que me habia quedado dormido antes de una escena. Dijo que tenia frio y que queria estar cerca a mi. Yo accedi. Nos besamos. En realidad ella me beso y yo no opuse resistencia.

Fuimos al sótano, los demás estaban lejos y ocupados.
- tu eras una joven promesa
- pero, ahora me siento como una vieja frustración
- eso no importa sigues escribiendo y casi nadie deja de leerte
- pero casi nadie compra las revistas en las que publico
- tu eres, tu eres ….
- Si, ya se quien soy. Alguien que tiene por maldición escribir todo lo que me pasa por la mente. Eso es todo, no es gran cosa.

Ella soltó su cabello, ahora si se veía increíblemente bonita. Intento ocultar la toalla higiénica de su ropa interior, no pudo. De hecho ella hizo casi todo el trabajo. Yo abrí mi hebilla y después simplemente ya estaba fornicando con una desconocida mas. Esto ya estaba empezando a aburrirme en especial por que no dejaba de gritar el puto Anagrama en lugar de mi nombre real. Eso solía ponerme de mal humor pero únicamente después de terminar con lo que tenía que hacer, una mas en mi ya no tan breve lista.

Yo termine y ella, bueno no lo se, pero se veía exhausta y eso era una buena señal. Se veía contenta y me pidió un autógrafo. Primero firme su seno izquierdo y luego un cuaderno que me alcanzo al subir al primer piso.

Al continuar las grabaciones se seguía viendo contentar y ahora incluso algo risueña. Yo seguía esperando mis cervezas. La filmación acabo, se llevaron los equipos y se fueron algunos de los habían estado trabajando en el día. Liliana también se fue pero logre despedirme de ella para ser algo amable. Intento volver a besarme y lo consiguió. Regrese a la cocina y por fin habían traído mis cervezas. Habían quedado algunas personas para limpiar la casa así que les ofrecí una botella de ron que saque de mi mochila. Supongo que todos teníamos algo que festejar. La filmación, mis historias y por todas y cada una de aquellas mujeres desconocidas. Nos llevamos bien, me hicieron algunas preguntas, respondí casi todas pero lo importante era que me llamaran por mi nombre y me trataran como alguien normal que no tuviera una columna diaria en el periódico más serio y vendido del país y una semanal en una revista de política a tan corta edad. Hoy no dormiré en casa.

7/7/10

Antes de llegar a casa

Usualmente no me gusta contar cierto tipo de anécdotas pero ya que insistes te contare esta por única vez. Mira, yo solía regresar en las noches después de la academia ya que tenía planeado ingresar a la universidad antes de terminar el colegio. Antes de llegar a casa encendía un cigarrillo y compraba algunos caramelos de menta en la bodega de la esquina. Pasaron algunas semanas con el mismo ritual y siempre veía a Maria Eugenia fumando en la puerta de su casa, bueno a espaldas de la mía. Un día, de la nada, decidí saludarla para que no pensara que era un extraño que merodeaba la urbanización metódicamente ya que nunca utilicé algún tipo de uniforme escolar.

En fin, me dijo que no pensara siquiera en llamarla “señora” o “vecina” aun así lo fuese y me dirigiese hacia ella como Maria Eugenia. Eso fue lo que hice en los días siguientes. Llegaba a la entrada de su casa y ahora éramos dos los que fumábamos viendo pasar a otros extraños y personas paseando perros. Ninguno de los dos tenía una mascota y ella no tenia nietos. Creo que por eso nos llevamos tan bien en tan poco tiempo. Unos días después ella me invitaba unas pastillas de menta que disimulaban mejor el olor a tabaco que mis caramelos y prestaba vinilos de tango. Nunca le dije que yo no tenia un tocadiscos y lo que hacia era buscar los discos en internet.

El dia de mi examen de admisión estaba cerca y cuando llego, ingrese. Pase por su casa a saludarla y decirlo lo que había pasado. Me regalo una botella de whisky, dos cajetillas de cigarrillos y algo de dinero. Yo tenía planeado ir a celebrar con mis amigos, de hecho casi todos ingresamos. Íbamos a terminar realmente ebrios con la mayoría de edad legal aun lejana.

Pasaron unos días y mi rutina cambio un poco. Ya no pasaba por su casa en las noches sino los sábados porque ya no iba mas a la academia y tenia que hacer mi mejor esfuerzo para terminar bien el colegio teniendo en cuenta que también era el brigadier de la banda. Yo no iba a tener que desfilar a fin de años. Maria Eugenia intento darme clases de piano pero se dio cuenta que era bastante torpe para otros instrumentos que no fuesen de percusión.

Con el fin del año escolar tuve bastante tiempo libro así que esta vez Maria Eugenia me invitaba a su sala a beber café pero insistía en que prefería fumar en la calle. A mi me gustaban bastante las fotografías que tenia en las paredes ya que había visitado casi todos los rincones del planeta. Me enseño el significado de la palabra “tertulia” y nos dábamos las gracias mutuamente al terminar cada conversación. En casa nunca dije que hablaba con la vecina que solía gritar sola sobre su suerte en nuestro país. A mí nunca me importo el dejo que tenía, es mas creo que nunca lo note.

A veces comíamos galletas que ella amablemente horneaba, eso era señal de buen humor y de cigarrillos gratis en la puerta. Le pregunte si no le molestaban las colillas que dejábamos en su jardín y me dijo que no le incomodaba barrer en las mañanas. Eso era también parte de su rutina y que por eso nunca me dijo nada al respecto.

En fin eso fue mientras Maria Eugenia vivía aquí pero ahora que ya no esta, espero que no te incomode barrer las colillas que sigo dejando en tu jardín los sábados por la noche.

6/7/10

Desde el acantilado

Había visto el amanecer desde el acantilado por enésima vez. Era domingo, muy temprano y aun sufría los estragos de una terrible borrachera. No había dormido y me seguía doliendo la cabeza terriblemente. Era hora de ir por un café a la misma cafetería de siempre ubicada cerca a la iglesia en la cual solía quedarme dormido. Ella conocía mi rutina de los domingos, verme convertido en un despojo humano bebiendo café y terminando los cigarrillos que me quedaban. A veces solía invitarme a terminar de desayunar en su casa. Su hermano menor me caía bien para tener solo 12 años. Yo no tenía un domicilio fijo así que eso explicaba el porqué no tenia problemas en estar ebrio cada fin de semana. En fin, finalmente ella llego aunque esta vez note algo de mal humor en su mirada. Creo que simplemente estaba de mal humor. No lo se, nunca entendí a las mujeres, nunca estuve con una de ellas o al menos no en una relación que durara mas de un par de horas y un encuentro carnal.

Me encontró en una esquina con la mirada perdida, viendo que tenía problemas con mi encendedor. Me dio el suyo y de paso un gran sermón sobre no se qué. En realidad no le preste demasiada intención. Solo sabía que me dolía la cabeza y que ella estaba conmigo un domingo por la mañana en una cafetería cerca a una iglesia.

- fue suficiente Joaquín- dijo
- lo se, estaba muy ebrio, realmente ebrio. pido disculpas formales. Mañana te las mando notarialmente. Dije eso y algo más que tampoco recuerdo. De hecho no sabía si lo que decía tenia sentido o si al menos estaba coherentemente. De todos modos no importaba, ya iba por el segundo café y esta vez no tenia problemas con mi encendedor.

Pedí un café mas para ella. Realmente esperaba que me invitara a su casa. Yo quería dormir al menos un par de horas antes de regresar a la casa de mis tíos, de mi abuela o la de algún otro amigo pero esto nunca paso. No me invito y entendí que esta vez mis comentarios de ebrio habían sobrepasado su capacidad de tolerancia. Ella aun se veía de mal humor y empezó a hablar de su enamorado. Estaba muy cansado como para discutir así que solo movía la cabeza para dar a entender que tenía razón. Terminamos el café casi al mismo tiempo di una ultima calda a mi cigarrillo antes de apagarlo en el cenicero y solo atine a darle un beso en la mejilla con olor a nicotina. Ella no dijo nada y se que en silencio.

- ¿Cómo va tu terapia paciente psiquiátrico?
- Bien, auque me voy a ganar una buena reprimenda por esta última.

Nunca antes me había llamado así. Hubiera preferido cual otro adjetivo pero no que me recordara mi condición médica. Estaba claro, esta vez no me iba a invitar a su casa a pasar el domingo y creo que nunca más lo iba a volver hacer. Me pregunto que iba a hacer y le dije que para variar no tenia ni la más mínima idea. Pague la cuenta, Salí de la cafetería y la deje sentada en aquella mesa, detestaba a su enamorado y el me detestaba a mi, compre una cajetilla de cigarrillos y fui a ver el pasar de la mañana desde el acantilado. Creo que la voy a extrañar.