8/12/10

Mariana

Mariana no ha contestado mis llamadas últimamente. Tal vez este molesta por que me vio bebiendo en público y a ella no le gusta que este bebiendo, no al menos frente a ella. He tenido la mala suerte de estar ebrio varias veces estando ella cerca y he terminado durmiendo en el sofá de su casa. Ella es una buena persona. Se apiada de mi cuando cuando ve que he sucumbido a mis demonios internos y cuando sabe que me he entregado a la ebriedad.

Pero esta vez es distinto. Esta inubicable. Nunca está en su casa, nunca contesta el celular. De todos modos no me llevo bien con sus padres así que asumo que nunca le dicen que llame para ver si estaba en casa. Tampoco se que cursos lleva en la universidad para esperarla a la salida de clases.

Antes era parte de sus amigos cercanos. Nos juntábamos los viernes en casa de Silvia para ver películas y tomar cerveza. Ahí empezaron mis problemas. Yo iba motivado por la presencia del alcohol en las reuniones que por escuchar los problemas de adolescente de sus amigas. Por serte a Silvia también le gustaba beber y al final de las películas íbamos a su jardín a fumar unos cigarrillos.

Mariana siempre estuvo ahí para mí. Era como mi hermana a pesar de que me atraía un poco pero no lo suficiente como para cortejarla. Me fascinaba hablar con ella. Solíamos ir a Starbucks a tomar café los miércoles cuando yo salía de mi terapia y necesitaba terminar el día con un poco de catarsis. A ella no le molestaba que fumara y prefería escucharme antes de decirme algo. A mí me gustaba ser escuchado por alguien más que mi psiquiatra.

Ahora extraño a Mariana y me siento más solo que de costumbre. Tal vez deba pedirle disculpas por algo que no recuerde. Incluso debería pedirle disculpas por ser tan patán y agradecerle que sea mi amiga después de tanto tiempo y muchas estupideces. Ebrio me pongo bastante estúpido como la vez que me declare a Irene, una de sus amigas. En serio quería que fuera mi enamorada pero hacer eso ebrio tal vez no fue la mejor de las ideas.

A Mariana no le gusta que beba y ha dejado en claro que prefiere verme sobrio y lucido. Es ha insistido en que me prefiere sobrio. Que así soy más interesante y mejor persona. Tuve miedo de creerle, soy bastante tímido como para afrontar la realidad y saber que puedo hacer todo lo que hago como hablar con gente que no conozco o divertirme después de los exámenes sin necesidad de alcohol. A me gustaba preparar pisco sour en las reuniones que teníamos en casa de Silvia para pasar el rato.

Ahora Mariana esta en Nueva York. Va a trabajar en una cafetería todo el verano y yo no podre ni llamarla. Estará fuera de mi vida un par de meses sin contar ya los tres meses en que no hemos hablado desde la última vez que la vi. Ojala no olvide que somos amigos. Ojala no haya muerto para ella. Por que uno solo recuerda pero no busca ni llama a los muertos y en el mejor de los casos los olvida con una sonrisa para quedarse tranquilo.

Irene nunca más me quiso hablar. Tal vez pase lo mismo con Mariana. A Silvia deje de verla luego de terminar los años de humanidades. Sebastián y Antonio están ocupados con sus informes de psicología y ya casi no los veo. Nuestro grupo desapareció con el tiempo. Éramos Mariana y yo lo único que quedaba de esos buenos tiempos. Mariana no me invito a su ultimo cumpleaños por que prefería pasarla con Irene. Hiso lo correcto, ella no quería verme bebiendo y yo no lo hubiera pensado dos veces antes de comprar una cerveza en el bar al que fueron. De pronto suena el teléfono, contesto y me sorprendo. Es Mariana.

No hay comentarios: