6/12/10

Alejandra

Alejandra ha conseguido un nuevo enamorado y no soy yo. Su decisión me tomo por sorpresa. No tenia que consultarme nada pero al menos debió contarme algo sobre lo que pasaba con su vida. Me enteré de forma muy abrupta sobre su estado sentimental. Ella esta en amoríos con un sujeto que no conocía y que probablemente me ganaría por bastante diferencia en una gresca de bar.

Yo fui a una de las actividades por la semana de derecho de la universidad. Ella iba a bailar marinera. Llegue algo temprano pero me encontré con un amigo del colegio que también estudiaba derecho. Nunca entendí como alguien en su sano juicio podía querer ser abogado por el resto de su vida. Esta bien, yo también quise ser abogado pero por suerte la gracia no me duro mucho tiempo, me gustaba más estudiar literatura. Algún día iban a publicar mis novelas y cuentos. O al menos escribiría en un diario una columna semanal sobre lo que hacía en la semana.

Mi amigo tenía que ir a prepararse para la actuación de su promoción. Los jueces calificaban no solo la actuación sino también el vestuario así que tenía que ir a cambiarse. Yo siempre me visto igual todos los días. Ya parezco un dibujo animado. Tengo dos casacas iguales, todos mis polos son negros y mis jeans están desteñidos.

Fui por una cerveza en la barra del local. La pagué y guarde el cambio en mi monedero. Hubiera preferido beber antes de venir a este lugar en el que no conocía casi a nadie. Busque a Alejandra y ella empezó a gritar por el teléfono – ¿ya estás en camino?- no sabía a quién le hablaba. Estaba muy linda con el traje de marinera. Se había hecho una trenza y se había maquillado para la ocasión. Me tome una foto con ella y le invite algo de mi cerveza.

-Tu tranquila y vas a ver como dejas obnubilados a los jueces.- le dije
Después de eso ella tenía que estar lista con los chicos de su promoción para salir al escenario. Yo me fui al baño para lavarme la cara y arreglarme un poco. No me gustaba andar despeinado. Cuando regrese me encontré con Lucia. Ella vive cerca a mi casa y a veces me visita. Nos conocimos en la academia cuando yo tenía la idea de estudiar derecho y ella comunicaciones. Al final ella termino en derecho y yo en literatura. – ¿sabes que Alejandra esta con enamorado, no?- me dijo. No respondí. Me hice el desentendido y le dije que quería ir al baño.

Alejandra ya estaba bailando. Nunca había visto a ninguna mujer bailando marinera tan bien como ella. Sabía que era la última vez que la vería así que espere a que terminara para irme. Cuando esto pasó pedí una segunda cerveza en la barra. La bebí de un solo trago y me fui sin despedirme de nadie. Ni siquiera de Alejandra.

Alejandra se convirtió en una de mis mejores amigas en los años de humanidades de la universidad cuando llevamos los cursos de historia y filosofía juntos. Nos gustaba ir los viernes después del almuerzo al bar que estaba frente a la universidad para beber cerveza y regresar después de unas cuantas para fumar algunos cigarrillos en uno de tantos jardines que tenia la universidad. Ella había dejado en claro desde el inicio que solo seriamos amigos pero yo me resistí a tomar eso en serio.

El tráfico era insoportable. Estaba en el parque central con muchas ganas de beber para pasar el mal rato. Decidí ir primero al mismo café de siempre. Esta vez solo me senté en una de las mesas que dan a la calle y prendí un cigarrillo. Pasó un rato y me trajeron el café que siempre pedía. No le eche azúcar y empecé a beber tratando de no quemar. Sonó el celular. Era Alejandra. No quise contestar y pedí otro café. La noche era joven y yo también. Alejandra no sería la primera ni la última mujer que conocería. Llame a un par de amigos para ver si tenían planes. Esta noche llegaría algo tarde a casa. Estaba seguro de que no la iba a extrañar.

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