¿Cómo hacer más llevadera las relaciones intersubjetivas? Esta es una pregunta algo amplia que amerita ciertas consideraciones antes de llegar a una posible respuesta. En realidad no estoy seguro si existe en efecto algún método o teoría que alivie y haga más fácil el desenvolvimiento de los sujetos respecto a otros pero en las siguientes líneas disertare al respecto.
Lo que se me viene a la mente en primer lugar es el concepto de respeto. No solo como la ausencia de agresividad frente al otro o el tener una actitud hostil sino además la consideración y atención necesaria así como el reconocimiento de su existencia.
Dicha existencia se manifiesta en su subjetividad que logra expresar y manifestar juicios a bases de la experiencia y formación que se ha recibido. Ciertas instituciones como la familia, la educación, la sociedad y la cultura generan a un individuo único que es capaz de compartir de puntos de vista con los demás pero también de discrepar.
Se debe diferenciar entre ámbitos privados y públicos. En el ámbito público uno suele estar en condición de igualdad o esta se atribuye a los mecanismos que impone la cultura para facilitar el desenvolvimiento de las relaciones intersubjetivas. En otras palabras, cuando estemos en una situación en la cual nos veamos inmersos en el ámbito público nuestra condición tenderá a la igualdad pues de lo contrario no tendría sentido el buscar dicha relación entre sujetos.
Sin embargo en el ámbito privado las condiciones son distintas. Reflexiones sobre un espacio en particular, la familia. Esta constituye una institución que forma al individuo y dota a este de una identidad a base de las diferencias existentes entre los sujetos que la componen. Esta diferencias, cierto objetivas, nos hacen caer en cuenta de las diferencias que existen tales como género, edad, creencias, experiencias, formación, sea cultural o social, y educación. Pues bien regresemos al concepto de respeto y suspendamos por un momento la validez del argumento de la igualdad entre personas por el mero hecho de ser personas.
¿Qué he de lograr con esto? Simplemente hacer más evidente el porqué de la utilidad (si deseamos basarnos en un análisis costo-beneficio) del respeto en las relaciones entre sujetos en este espacio del ámbito privado.
Podría citar las consideraciones al respecto de Kant o Hegel pero no lo haré para hacer estas líneas de fácil acceso al lector. Pues bien, ahora hemos de considerar razonamientos meramente objetivos que podamos aplicar a casos prácticos.
¿Por qué he de respetar a menores y/o mayores? La respuesta que puedo esgrimir la atribuyo a la idea del círculo de la vida que tengo cuando vi “El rey león”. Todos nacemos, crecemos, nos reproducimos (no todos) y finalmente morimos. Respeto a los menores porque existe la posibilidad de que estos me retribuyan la consideración y me respeten. No debo dejar de lado el beneficio material que puedo obtener al caerle bien a alguien desde un inicio. Del mismo modo con los mayores, el respeto es la manifestación de la retribución de su consideración a nosotros pues estos nos permitieron continuar con nuestra existencia pues tranquilamente pudieron haber decidido acabar con ella mucho antes del inicio de nuestras primeras dudas existenciales. En este caso el beneficio de respetar a un mayor es mucho más tangible pues se suele disfrutar de los bienes que posee o espacios en común que comparte.
Si hemos optado por la convivencia pacífica y el normal desenvolvimiento de relaciones intersubjetivas en más de un ámbito y espacio es necesario recordar la importancia del respeto. Creo que he logrado interpretar su utilidad mas allá de las usuales consideraciones filosóficas pues no necesite de ellas para mi breve análisis pero si creemos necesario recurrir a ellas estas nos dirán que sigamos lo establecido en la línea del pensamiento y tradición occidental que enmarca la ética y que debemos regirnos bajo ciertas directrices de acuerdo a nuestro juicio y razón. De todos modos es lo que estoy tratando de hacer.
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