21/5/11

Elecciones de pasivos y no de activos

Ver en lo que ha degenerado la campaña electoral de ambos candidatos presidenciales y el modo en como la prensa y los medios de comunicación en general manejan este proceso desde sus posibilidades es lamentable. Los argumentos, propuestas y planes han sido relegados por acusaciones y la obsesión con los pasivos de cada candidato.

Debo admitir que ninguno de los dos candidatos me convence y que para mí las elecciones terminaron en primera vuelta cuando el candidato por el cual simpatizaba no logro pasar a la segunda vuelta. En fin, la democracia implica el respeto a las decisiones que la mayoría toma y por eso creo que lo consecuente es respetar las posturas que han surgido.

Por eso creo que ir en contra de un candidato no es contraproducente y no ayuda a consolidar una cultura y sociedad democrática, la cual nos jactamos de defender. Creo que ensañarse con el desconcierto que generan ambos candidatos no genera la posibilidad de evaluar mejor las opciones que nos quedan para continuar con el estado de derecho en el cual vivimos y los beneficios que este ofrece.

Por eso creo ser consecuente al no dejarme guiar por el temor, hacer prevalecer mis convicciones y no hacer proselitismo en contra de algún candidato. Si lo hiciera, lo haría a favor de alguno pero como ya lo mencioné ninguno de los candidatos me ofrece una garantía de un Perú mejor no solo en estadísticas económicas sino también en bases e instituciones solidas que permitan y garanticen el vivir en democracia el mayor tiempo posible.

Estoy cansado de la relación establecida entre la mafia, la corrupción, la violación a los derechos humanos y el poco respeto que se tuvo a la democracia de un gobierno anterior con la candidata que representa el único movimiento político que ha logrado articularse en el tiempo así haya sido a base de clientelismo político, populismo y demagogia. Votar por ella no necesariamente significa regresar al pasado podría ser embarcarnos en algo aun peor ya que el equipo que la rodea es casi el mismo que suele ser criticado salvo las nuevas adhesiones de Leyla Chihuan y el “Angelito”.

También estoy cansado de la relación que se hace entre los proyectos latinoamericanos socialistas, el temor al descalabro fiscal y económico, la incertidumbre respecto a las garantías de libertades y derechos individuales con el candidato que logro recoger el voto de protesta de gran parte de la población. Aquellos relegados que vieron en él a un caudillo que guiara el país como mejor le parezca. Esperemos que sea para el bien del país pero se debe tener en cuenta que su equipo está conformado por un ala radical de izquierda y tecnócratas oportunistas que solo piensan en el beneficio personal.

Son dos las opciones que tenemos y no podemos quejarnos de ellas. Los ciudadanos elegimos y las decisiones deben ser aceptadas. Solo nos queda fiscalizar y hacer énfasis en aquello que solicitamos que hagan. Exigir transparencia, discursos directos, propuestas factibles y el respeto a todo aquello que se ha logrado. No basta con seguir los dimes y diretes que hacen para ir uno en contra del otro o pedir que firmen acuerdo de respeto a las instituciones.

Es necesario exigir el respeto a la sociedad y esto no solo se debe hacer antes de las elecciones sino también en el tiempo que estén el poder, volvamos o no a una dictadura.

Si los medios de comunicación deciden abiertamente cambiar su línea editorial a favor de alguno de los candidatos no se debería afectar el rol que ocupan como garantes de una sociedad que ejerza su derecho de libre acceso y difusión de información. Las líneas editoriales pueden estar parcializadas o ser arbitrarias pero la información debe ser objetiva e imparcial.

Concluyo disertando sobre la naturaleza del voto. Este debería ser un derecho y no una obligación. Por eso considero necesario que este sea facultativo cuando seamos una sociedad que esté preparada para dicho cambio y los suficientemente responsables. Finalmente he decidido viciar mi voto, por cierto no para jactarme de tener cierta calidad moral después de los resultados de las elecciones sino porque considero que tengo el derecho y la obligación de hacer lo que me venga en gana con mi voto así el hecho de elegir este basado en lo que le convenga a la colectividad y no al individuo. Pues bien, mi voto será el voto de la disidencia y espero que sea respetado como aquel que opte votar por alguno de los dos candidatos.

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