29/4/11

Algo de vergüenza

 

Siento algo de vergüenza cada vez que tomo prestado algo de dinero de la alcancía de Barbie de mi hermana menor. No es que le este robando el dinero y me aproveche de su inocencia, es solo que a veces el dinero que recibo no me alcanza y esta es una medida desesperada a la que me he ido acostumbrando poco a poco. Estoy seguro de que cuando pueda le devolveré todo el dinero que tomado, sin que ella se dé cuenta y la invitare a salir al cine y luego por unos helados. Es lo menos que puedo hacer por ella.

Nunca pasó por mi mente la idea de pedirle prestado el dinero y de hacerlo estoy seguro que ella hubiera desconfiado de mi. Solo tomo el dinero cuando es realmente necesario. El problema es que mis prioridades no están establecidas de acuerdo a determinados criterios que harían de ellas un conjunto de directrices dignas de admiración.

Tengo algunos vicios que no puedo controlar. Bebo café en las noches para poder estudiar con tranquilidad y fumo unos cuantos cigarrillos a penas salgo del departamento antes de ir caminando a la universidad. Los viernes bebo cerveza con Antonio, mi mejor amigo desde los años de estudios generales letras, frente a la universidad en un pequeño restaurante que en las noches funciona como bar, cierra la puerta de ingreso y para entrar uno tiene conocer a la señora que atiende. Por suerte nos conoce desde hace algún tiempo y nos deja entrar aun cuando hay otras personas esperando. Nos quedamos conversando un rato y como no nos dan ceniceros tenemos que improvisar con las chapitas de cerveza.

Ahora el dinero simplemente no me alcanza porque son muchas las fotocopias que debo sacar por los cursos de la universidad. Me tiene podrido el tener que leer tanto. Por suerte mis notas no han bajado pero cada día fumo más y necesito beber varias tazas café para mantener el ritmo.

Mi hermana no tiene idea de las penurias que paso para poder mostrarme como alguien responsable. Yo nunca quise estudiar derecho. Simplemente estoy pagando el precio de mi indecisión en la adolescencia. Estoy seguro que sería más feliz estudiando literatura o filosofía. De todos modos hablaría de política con los amigos que conocí al empezar la universidad porque considero a los conductores de los programas dominicales bastante mediocres.

No se para que ahorra mi hermana. Tal vez desee comprarse algo escondidas. Todo está bien mientras no decida empezar a fumar. Yo la he visto en reuniones familiares y sé que no le gusta beber. Eso me tiene tranquilo. De todos modos siempre me regaña los viernes cuando llego oliendo a cantina caminando a tientas en la penumbra de la oscuridad. Por suerte mamá nunca se despierta y al día siguiente me cepillo los dientes muy temprano luego de tomar una aspirina y una de esas pastillas efervescentes para la acidez estomacal.

Bueno, ahora estamos en la semana de entrega de trabajos en la universidad y los exámenes finales están muy próximos. Si bien aun no trabajo conseguí algo de dinero haciendo presentaciones y esquemas de monografía incluyendo bibliografía para los chicos de primer ciclo de la facultad. Solo tuve que revisar mis propios trabajos y sacar distintas versiones. Los profesores son los mismos y no varían en casi nada el contenido de los cursos. Pienso devolverle el dinero a mi hermana y cumplir con lo que tenía pensado. Aunque pensándolo bien es viernes, he terminado mis lecturas y Antonio acaba de llamar.

No hay comentarios: