2/8/10

¿merecía volverte a ver?

La mayoría de clases me aburren y ahora mucho mas que antes. De hecho casi todo me aburre pero hago el esfuerzo de salir a diario de mi habitación y seguir con mi rutina. Mi casa también es aburrida.

Pero hay algunas actividades que nunca me aburrieron e incluso otras que siempre y hasta ahora disfruto. Beber café, caminar solo hasta perderme, leer novelas sucias en lugar de separatas de la universidad y eventualmente decirle a la administración del instituto en el cual doy clases de inglés para pagar los caprichos que mi familia no paga por mi edad que tengo una gastritis de los mil diablos y que no iré a trabajar. Pero lamentablemente después suelen encontrarme en la cafetería bebiendo café con alguna alumna menor de edad y de cascos ligeros.

En fin hoy si fui a dictar clases. No me gusta la gente que se matriculo este mes. Son parcos y retraídos y finalmente soy yo quien se la pasa como un idiota hablando casi por dos horas. No importa, la paga es buena para lo que tengo que hacer. Solo tengo 20 años, quiero comprarme una moto y que esta tenga unas llaves cojonudas con un monito de adorno.

Termine de dictar la clase. Encendí un cigarrillo en la salida y una alumna no dejaba de insistir en que le explicara la tarea y le recomendara algunas novelas. No se veía nada mal pero notaba que le molestaba el humo del cigarrillo así que tuve que apagarlo.

Le dije que si no tenía nada que hacer le invitaba un café. Por suerte había varios lugares al final de la avenida en donde se podía estar tranquilo un rato sin que nadie molestara y ahora ya casi nadie fumaba en lugares públicos. Ella aun estaba con su uniforme escolar. Me encantaba esa falda con cuadros azules y grises.

Al llegar nos sentamos en una mesa para dos y empezamos a hablar de todo menos de la clase que yo dictaba. Estaba muy interesada en la literatura inglesa y por suerte yo conocía a varios autores. El tiempo pasó volando y quede encantado con la amena conversación que tuvimos. Ella se tenía que ir y yo le dije que me quedaría un rato mas tomando otro café. De todos modos la vería al día siguiente, no revisaría su tarea y le pondría la nota más alta de la clase.

Continúe sentado esperando a que trajeran mi pedido. Una chica sentada en la mesa continua me pidió un cigarrillo. No tenía la cajetilla a la vista, eso me desconcertó. Le recordé que no podíamos fumar en el café. No le importo y lo acepto. Luego se paro y con un movimiento, aun más desconcertante, de caderas vino y se sentó junto a mí en mi mesa. Ella estaba sola y yo también pero por el momento íbamos a estar juntos.

-¿sigues saliendo con escolares no?-pregunto ella
-no sé de que hablas, ¿te conozco?

-si me conoces pero probablemente no me recuerdes. No has cambiado en nada, sigues siendo el mismo idiota que conocí.

De hecho tenía razón. Yo seguía siendo el mismo idiota solo que esta vez ya tenía el cabello corto, me peinaba y vestía formalmente casi a diario. Seguía sin poder recordarla. Conversamos un buen tiempo, bebía mas y mas café hasta llegar a estar hiperactivo quería recordarla. Todo en ella era desconcertante y además no se veía para nada mal en lo absoluto. No era mi tipo, era demasiado bonita.

Ella se fue y pago la cuenta. Me quede absorto por unos minutos un tic empezó a molestarme en el ojo izquierdo. Logre recordarla, solía encontrarme con ella en los quinceañeros a los que íbamos hace más de un lustro. Ninguno de los dos bailaba, solo estábamos ahí por los amigos y amigas que nos llevaban a rastras para luego estar pegados a la barra. Ella me pedía cigarrillos y yo siempre se los proporcionaba. Ese fue mi único merito. Nunca fuimos amigos, solo compañeros de copas. Recuerdo haberla besado en más de una ocasión hasta que esa época termino junto con nuestra adolescencia. En realidad no merecía volver a verla.

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