2/8/10

Ella nunca llego

Habíamos quedado en encontrarnos en la puerta del cine a las seis de la tarde. Ya habían pasado algunos minutos más de la hora acordada y yo empezaba a impacientarme. Fui por una pepsi porque ya me había aburrido de gastar tanto dinero en coca cola y mi segunda cajetilla del día. Ella seguía sin aparecer por ningún lado y yo seguía jugando obsesivamente con mi encendedor.

Me anime a llamarla, no tenía nada que perder. Solo éramos amigos y no tenía esperanzas de obtener algo más con ella. Me dijo que no iba a venir, estaba muy ocupada en la universidad. Se me dio por mandar a la mierda a medio universo pero no a ella, me seguía cayendo bien y tenía cierta gracia que me hacia olvidar de los problemas existenciales simples. ¿Pepsi o coca cola?

Las mujeres se mostraban indiferentes antes mi existencia y yo mostraba indiferencia ante todos los demás y creo que también sobre mi propia existencia. En fin era hora de ir por un café. Se me dio por ir caminando del cine pasando por el parque central, ahora lleno de gatos, hasta el final de la avenida perpendicular para llegar al café beta. Detestaba el aviso en luces de neón que decía “beber e irse”- al carajo con eso, pensé.
En fin, llegue, me resigne a ver el cartel que odiaba y espere hasta que hubiera una mesa para dos libre en la zona de fumadores. Adentro ya no se podía fumar como cuando empecé la universidad. Mi soledad y yo bebiendo un café. Encendí un cigarrillo y empecé a divagar y hacer algunas notas en una libreta llena de garabatos.

Escribir una canción, un cuento y cuando pueda una novela, esas son mis metas. No pienso procrear y como los cigarrillos se envuelven en papel yo creo que ya me fume un par de arboles como mínimo así que mi vida ya tiene cumplidas ciertas expectativas.

Termine de beber el café, nadie más llego, fume otro cigarrillo, pedí la cuenta, pague y me levante. No sabía muy bien a donde ir pero la noche recién empezaba y yo aun estaba sobrio.

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