7/7/10

Antes de llegar a casa

Usualmente no me gusta contar cierto tipo de anécdotas pero ya que insistes te contare esta por única vez. Mira, yo solía regresar en las noches después de la academia ya que tenía planeado ingresar a la universidad antes de terminar el colegio. Antes de llegar a casa encendía un cigarrillo y compraba algunos caramelos de menta en la bodega de la esquina. Pasaron algunas semanas con el mismo ritual y siempre veía a Maria Eugenia fumando en la puerta de su casa, bueno a espaldas de la mía. Un día, de la nada, decidí saludarla para que no pensara que era un extraño que merodeaba la urbanización metódicamente ya que nunca utilicé algún tipo de uniforme escolar.

En fin, me dijo que no pensara siquiera en llamarla “señora” o “vecina” aun así lo fuese y me dirigiese hacia ella como Maria Eugenia. Eso fue lo que hice en los días siguientes. Llegaba a la entrada de su casa y ahora éramos dos los que fumábamos viendo pasar a otros extraños y personas paseando perros. Ninguno de los dos tenía una mascota y ella no tenia nietos. Creo que por eso nos llevamos tan bien en tan poco tiempo. Unos días después ella me invitaba unas pastillas de menta que disimulaban mejor el olor a tabaco que mis caramelos y prestaba vinilos de tango. Nunca le dije que yo no tenia un tocadiscos y lo que hacia era buscar los discos en internet.

El dia de mi examen de admisión estaba cerca y cuando llego, ingrese. Pase por su casa a saludarla y decirlo lo que había pasado. Me regalo una botella de whisky, dos cajetillas de cigarrillos y algo de dinero. Yo tenía planeado ir a celebrar con mis amigos, de hecho casi todos ingresamos. Íbamos a terminar realmente ebrios con la mayoría de edad legal aun lejana.

Pasaron unos días y mi rutina cambio un poco. Ya no pasaba por su casa en las noches sino los sábados porque ya no iba mas a la academia y tenia que hacer mi mejor esfuerzo para terminar bien el colegio teniendo en cuenta que también era el brigadier de la banda. Yo no iba a tener que desfilar a fin de años. Maria Eugenia intento darme clases de piano pero se dio cuenta que era bastante torpe para otros instrumentos que no fuesen de percusión.

Con el fin del año escolar tuve bastante tiempo libro así que esta vez Maria Eugenia me invitaba a su sala a beber café pero insistía en que prefería fumar en la calle. A mi me gustaban bastante las fotografías que tenia en las paredes ya que había visitado casi todos los rincones del planeta. Me enseño el significado de la palabra “tertulia” y nos dábamos las gracias mutuamente al terminar cada conversación. En casa nunca dije que hablaba con la vecina que solía gritar sola sobre su suerte en nuestro país. A mí nunca me importo el dejo que tenía, es mas creo que nunca lo note.

A veces comíamos galletas que ella amablemente horneaba, eso era señal de buen humor y de cigarrillos gratis en la puerta. Le pregunte si no le molestaban las colillas que dejábamos en su jardín y me dijo que no le incomodaba barrer en las mañanas. Eso era también parte de su rutina y que por eso nunca me dijo nada al respecto.

En fin eso fue mientras Maria Eugenia vivía aquí pero ahora que ya no esta, espero que no te incomode barrer las colillas que sigo dejando en tu jardín los sábados por la noche.

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